Elija con pinzas a su agencia y al traductor.
Series por montones, mercados poco explorados, urgencia máxima. El vértigo en el mundo de la traducción y el subtitulaje es tan frenético que es fácil equivocarse a la hora de escoger una empresa que preste servicios de traducción. Dos consejos básicos: comuníquese con ellos en un idioma que usted maneje y estudie muy bien si escogerá a una empresa o a un traductor autónomo. No olvide que lo barato puede salir muy caro.
Por lo general, una empresa maneja de
buena forma el concepto de público objetivo para el que se está trabajando. No es lo mismo
traducir el guion de la serie española Entrevías, repleta de subtextos y una jerga compleja, que The Last of Us, con una vocación mucho menos local. Cuando tenemos a un solo traductor, el trabajo puede estancarse más de la cuenta y el tiempo de nuestros clientes siempre es mínimo.
Y, por último, estudie muy bien si las agencias que utilizan herramientas de Traducción Asistida por
Ordenador (TAO) son pertinentes para el trabajo que está solicitando. Si está considerando
traducción literaria, por ejemplo, podría no ser de gran utilidad. Optar por una TAO por sobre la
traducción 100% humana depende del tipo de texto, industria, público objetivo y también de las
habilidades del traductor. Y en este ítem, la última palabra la tiene el humano.
El humor es un trabajo muy serio ¿o no, Homero?
¡Ven acá, maldito demonio! La clásica escena de Homero y Bart en el tono de humor negro de Los
Simpson le resuena a todo el mundo hispano. Pero para llegar a esos "clásicos", el trabajo de
traductores ha sido arduo, serio y persistente. Traducir el humor es reconstruir.
De esto sabe la
española María José Aguirre de Cárcer, quien ha trabajado en la traducción de series cómicas como Seinfeld o Los Simpson. La experta ha contado que uno de los típicos dilemas que le ha planteado Homero es "cuando hay un chiste con un juego de palabras y creo que la traducción literal no va a entenderse, utilizo otras. Le explico al director por qué uso esa expresión y le propongo una o más soluciones para 'salvar' un chiste que no se va a entender literalmente del inglés al castellano".
Lo que no se recomienda en ningún caso es que los traductores se tienten a incluir chistes
referentes a la cultura local que recibirá ese producto o que estén de moda en el país donde se
verá esa serie o película subtitulada. Primero, porque desconcierta al espectador y, segundo,
porque ese subtitulado envejecerá mal. Así, subtitular el humor es un trabajo muy serio.
require the professional in charge to extensively browse fan sites that are familiar with those specific words and consult several dictionaries. What’s strongly discouraged is for translators to give in to the temptation of including jokes that refer to the local culture receiving the product or that are trendy in the country where the subtitled series or movie will be shown because it confuses the viewer and, secondly, because this type of subtitling tends to age poorly. Thus, subtitling humor is a very serious job indeed.
Usted no lo haga: ni Juan Lennon ni Omar Simpson
La traducción del título suele generar dolores de cabeza entre los traductores. ¿Cuál es la receta?
Lo primero es el sentido común, considerando que lo textual puede ser un despropósito.
Y luego ser profesional y serio. Un ejemplo: en diversos blogs y foros de traductores han apuntado que Breaking Bad fue traducida en Hungría con una clara alusión sexual, desvirtuando el tono de la serie protagonizada por Bryan Cranston.
En Polonia, optaron por titular “Listos para cualquier cosa” el drama creado por Marc Cherry, cuyo título original es Desperate Housewives. La intención es clara y el error de criterio persiste. En Japón, se tentaron a titular “Buffy: La Cruz Enamorada” a la serie Buffy, The Vampire Slayer. Sin comentarios.
Y con los nombres de los protagonistas de películas y series surge otra pregunta: ¿es necesario cambiarlos? Las opciones son hacerlo de forma literal, es decir Walter White por Walter Blanco, en el caso de Breaking Bad. Siguiendo esta lógica, John puede pasar a ser Juan o Paul a ser Pablo.
Si es estrictamente necesario, un traductor puede buscar que el nombre suene similar o parta por la misma letra.
Una de las peores decisiones la tomaron los encargados de la versión árabe de Los Simpson donde Homero pasó sin contemplaciones a llamarse Omar, mientras que Bart se convirtió en Badr y Marge en Mona. Casi como ver un documental de The Beatles donde el traductor pusiera en los subtítulos “Juan Lennon”. Usted no lo haga.